En el texto anterior abordé porque es difícil desarrollar antivirus, aquí vamos a entender cuáles son las características del virus influenza que nos preocupan

¿De dónde vienen los virus y qué los convierte más o menos peligrosos?

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Los virus que nos infectan pueden ya estar con nosotros a lo largo de nuestra historia evolutiva, o saltar recientemente de otros animales. El HTLV por ejemplo, ya infectaba el ancestral común entre humanos y chimpancés antes de nuestra divergencia. De forma general, tales virus difícilmente causan enfermedades graves. Los hospederos y ellos ya tuvieron tiempo suficiente para atingir un punto donde, aunque el virus consiga replicarse e infectar, él no debilita el portador a punto de disminuir las posibilidades de transmitirse.

Otros virus pueden circular sólo en humanos, pero haberse transmitido de animales hace un largo tiempo. Parece ser el caso de la viruela, que se nos transmitió de vacas o camellos por cerca de 10000 a.C., pero convivió con nosotros tiempo suficiente para que se seleccionasen las personas más resistentes a la enfermedad. Eso explica la enorme mortalidad de Incas y otros pueblos de las Américas, que nunca se habían expuesto antes, con la llegada de los españoles, que convivieron con el virus por millares de años. A propósito, la muerte de tantos Incas por causa de la viruela muestra lo que ocurre cuando un virus nuevo pasa a infectar seres humanos.

Los virus que matan un porcentaje enorme de los infectados, como el Marburg o el Ébola, ambos los filovirus causadores de las terribles fiebres hemorrágicas, son generalmente virus que saltaron recientemente de otros animales para humanos. En algunos casos, llegan a matar más de la mitad de los enfermos. Esta mortalidad muestra que el virus aún no está adaptado al hospedero humano. Cuando él entra en una persona, causa tanto estrago, y tan rápidamente que la transmisión para las próximas víctimas es comprometida. Por más que nos quedemos impresionados con los síntomas, como fracaso de los órganos y vómito sanguinolento, eso hace fácil reconocer un infectado y aislarlo.

Los murciélagos frugívoros Rousettus aegyptiacus, considerados hospederos naturales del Marburg, muestran qué sería un virus ya bien establecido. El virus aislado de estos murciélagos en una caverna de Uganda posee una diversidad mucho mayor que la encontrada en humanos, además de ser encontrado en murciélagos saludables. Situación que indica un equilibrio entre parásito y hospedero.

Aunque nos preocupemos mucho con estas zoonosis (virus que saltan de animales para humanos), y otras como la fiebre amarilla, generalmente son enfermedades con síntomas reconocibles y con poca transmisión entre humanos. Por eso, tienden a causar graves estragos localmente, pero no se esparcen globalmente con facilidad.

Otro factor que se debe tener en cuenta son los vectores. Vectores son los intermediarios que traen el virus de un depósito para humanos. Los más frecuentes son los mosquitos, trasmisores de varias enfermedades como dengue y fiebre del Oeste del Nilo. Enfermedades que dependen de vectores están restrictas a lugares donde los vectores ocurren, y pueden ser prevenidas con el combate al vector, como las campañas de control del Aedes aegypti para prevención de la dengue.

¿Y el Influenza?

Influenza H1N1 de 1918 em microscopia eletrônica. Fonte: Wikimedia.

Influenza H1N1 de 1918 en microscopía electrónica. Fuente: Wikimedia.

En el caso del Influenza, son innúmeros de estos factores que actúan a favor del virus. Su reservorio natural son las aves acuáticas, portadoras del virus en su sistema digestivo que poseen la mayor diversidad de HA (H1-H16) y NA (N1-N9). Estas aves son migratorias y esparcen el virus por todo el mundo, principalmente por medio de los lagos donde varias especies se encuentran. Con eso, el virus consigue circular mundialmente en poco tiempo y estar siempre en contacto con el ser humano.

Los vectores del Influenza también son especiales. Son los animales de creación, principalmente cerdos y patos. Además de convivir en contacto con aves salvajes, no son animales que podemos erradicar como forma de prevención. Esta situación es agravada por las técnicas de creación de los cerdos, la mezcla de animales de innumeras localidades y la convivencia de su gran densidad, que favorecen la transmisión y circulación del Influenza.

Otro agravador es la recombinación.La recombinación es la mezcla entre dos o más virus que infectan una misma célula, y mezclan sus genes cuando salen. Además del hecho de que el cerco posee el mismo tipo de receptor celular que nosotros, él puede ser infectado por virus humanos y de aves, sirviendo de intermediario donde el virus puede adaptarse a humanos y ser transmitido con más facilidad. El hospedero ideal para el virus rearreglarse y adquirir proteínas que son nuevas para nuestro sistema inmune.

Las mutaciones también favorecen el virus. El Influenza posee como material genético el RNA y para replicarlo él usa su propia RNA polimerasa, que es propensa al error. Con eso, a cada ciclo de replicación el virus cambia su material genético y cambia sus proteínas. Cambia lo suficiente para que nuestros anticuerpos no reconozcan más el virus después de algunos años, así la población susceptible a él no disminuye y la cadena de transmisión se mantiene.

La variación del virus también contribuye para que la vacuna no sea eficiente por mucho tiempo. Mientras que para combatir el virus de la viruela bastó sólo una vacuna, que se distribuyó mundialmente y erradicó la enfermedad de la humanidad, para que combatamos el Influenza necesitamos desarrollar vacunas nuevas anualmente, y los seis meses entre el aislamiento del virus circulante y la distribución de la vacuna pueden ser suficientes para que ella pierda eficiencia por causa de las mutaciones del virus.

Por último, está la transmisión del virus. No obstante los patos y cerdos puedan servir de vectores para el virus aviar, una vez adaptado a los humanos él se transmite perfectamente bien. Se suma a eso el hecho de que los síntomas de la gripe son comunes a varias otras enfermedades y que cerca de 1/3 de los enfermos no desarrolla síntomas (a pesar de que pueden trasmitir el virus) y tenemos una situación de difícil control.

Estornudos, tos y manos sucias con muco cargado de Influenza son formas de transmisión bien eficientes. Y son agraviadas por nuestra creciente aglomeración en lugares públicos, vehículos de transporte y otros. Así, el virus no sólo es transmitido fácilmente como dispone de una población susceptible creciente y conviviendo íntimamente.

Lo que nos preocupa por fin es esa confluencia de factores. Un gran reservorio natural, intermediarios de los cuales no podemos librarnos, variabilidad suficiente para escapar de nuestra inmunidad y de la vacuna en intervalos regulares, posibilidades de recombinación e introducción de genes inéditos del virus en la población humana y una transmisión fácil y rápida, agraviada por la facilidad creciente de viajes y grandes aglomeraciones.

Fuentes:
Wolfe, N., Dunavan, C., & Diamond, J. (2007). Origins of major human infectious diseases Nature, 447 (7142), 279-283 DOI: 10.1038/nature05775
Carrat, F., Vergu, E., Ferguson, N., Lemaitre, M., Cauchemez, S., Leach, S., & Valleron, A. (2008). Time Lines of Infection and Disease in Human Influenza: A Review of Volunteer Challenge Studies American Journal of Epidemiology, 167 (7), 775-785 DOI: 10.1093/aje/kwm375